Nos engañan como a chinos. El Sr. Almunia tiene que hacer su papel y apoyar la política de convergencia monetaria, mentando una vez más los fantasmas de una supuesta salida de la unión monetaria por parte de alguno de los miembros del club.
Repito, nos engañan como a chinos. Nos han vendido durante años (esto ya empezó en tiempos de Felipe González) la QUIMERA EUROPEA. Todos creíamos que íbamos a ser aceptados, al fin, en el selecto club de los elegidos, en el olimpo de los dioses. Años después podemos constatar que todo eso era una falacia. ¡Y nos la siguen vendiendo como el único camino posible! Nos aseguran que nadie debe ni puede abandonar el euro, que cualquier sacrificio que se haga a favor de la unión monetaria es necesario e imprescindible. Pero yo me pregunto, ¿para quién? No para el obrero que tiene que trabajar (si tiene suerte) de sol a sol para alimentar a su familia, no para el funcionario de a pie que ve mermadas sus condiciones de vida, no para el pequeño empresario que depende de un mercado cercano y local, no para las amas de casa que no saben cómo llegar a fin de mes, no para los jóvenes que no encuentran salida laboral a sus muchos años de esfuerzo porque el capital que debería darles una oportunidad ya no reside en su país… ¿Para quién, entonces, es necesario e imprescindible mantener a toda costa la unión monetaria? Sí para las multinacionales que buscan grandes beneficios sin importarles cómo conseguirlos, sí para los gobiernos que sostienen este sistema porque beben y viven de él, sí para los aparatos financieros que lo crearon y que sin la unidad monetaria no tendrían tanto poder, sí –en definitiva- para todos aquellos que son lo que son gracias al euro y en detrimento de los demás (Alemania, Francia, los banqueros, los altos cargos y altos ejecutivos, muchos políticos, los grandes empresarios que ya no invierten en la economía de su propio país, sino sólo en su propio beneficio…).
¡No nos dejemos engañar por más tiempo! ¡Otro sistema es posible! Ya lo teníamos y nos lo han robado. Lo han aniquilado a favor de un bien común, de un bien para todos que se ha convertido en un bien sólo para unos pocos. Nos han robado nuestro tejido productivo, nos han cortado los caminos del progreso económico y social, nos han desmantelado aquello que con mucho esfuerzo habíamos levantado, ¡nos han castrado!
¡Despertemos! Unámonos a aquellos que ya sufren a fuego el horror de este sistema sin alma (clases trabajadoras de Grecia, Portugal, jóvenes de estos mismos países que no tienen futuro) y gritemos ¡BASTA! ¡NO PAGAREMOS MÁS! Sin trabajo, sin vivienda, sin solidaridad, sin justicia social, sin futuro, ¡NI UN PASO MÁS! ¡NO SEGUIREMOS ALIMENTANDO AL MONSTRUO QUE NOS DEVORA LAS ENTRAÑAS!
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