POSTA DE SOL NA PRAIA DE MAR DE FÓRA, EN FISTERRA (MAIO DE 2011)

sábado, 13 de agosto de 2011

¿REVOLUCIÓN O REFORMAS?


   No lo digo yo, lo acaba de plantear el ministro de economía de Italia, Giulio Tremonti. Ante la grave situación de su país (más endeudado que España) ha afirmado que “o se hace la revolución o se hacen las reformas”. Yo me he permitido introducir los interrogantes.

   El gobierno de “la bota de Europa” ya ha optado por lo segundo, esto es, las reformas. Cada vez que se emplea este término en aspectos económicos debe entenderse recortes. Y los planteados por Italia me temo que son de órdago: aumento de impuestos, bajada drástica de la inversión pública, desaparición de 50.000 cargos públicos y funcionarios, aglutinamiento de provincias y/o territorios cuya gestión autónoma ya no se sostiene…Todo esto se debe a la presión ejercida por el Banco Central Europeo que, a cambio de la compra de deuda, ha obligado al gobierno italiano a apurar reformas (= recortes) para “paliar” la crisis.

  Os recuerdo que los días 19 y 26 de este mes de agosto nuestro gobierno se reunirá para tomar decisiones económicas (entiéndase nuevamente recortes). La cuestión es si tales medidas irán en el mismo sentido que las del “amigo” Berlusconi. Probablemente sí. Y no sé si alguien también dirá, como el Primer Ministro Italiano, que le “sangra el corazón” por las medidas que hay que adoptar porque “la situación internacional ha cambiado”. En cualquier caso, ¿no es esta presión del BCE una nueva fórmula de rescate económico sin decir claramente que lo es?

   Ante este panorama yo me atrevo a plantear lo mismo que el ministro italiano de economía, pero entre signos de interrogación y con respuesta libre: ¿Revolución o reformas (=recortes)? Yo ya no quiero más dictados de este liberalismo salvaje, así que mi respuesta es, sin duda, REVOLUCIÓN, ¿y la tuya?

  

domingo, 7 de agosto de 2011

LOS NUEVOS OLIVER Y BENJI

Oliver y Benji eran los magos del balón en las pantallas de televisión, dentro de la programación infantil. Ahora son los Eto’o, Snejder, Gattuso, Seedorf, o los Ronaldo, Kaká, Benzema, etc… Digo esto por la deriva oriental que en los últimos tiempos viene cogiendo la pretemporada de nuestros clubes de fútbol. Ya sé que los héroes futbolísticos de los dibujos animados eran japoneses (lo mismo da), pero es que cada vez vemos más a los equipos europeos (y como no, al Madrid o al Barça) hacer caja de pretemporada en China. También en nuestro fútbol occidental ha hincado el diente el poder económico del gigante asiático. Pero el colmo de esta historia es la supercopa de Italia de este año. ¿Adivinan dónde se ha jugado? ¡Sí, sí, en el estadio nacional de Pekín! No nos extrañemos si en breve todas las discusiones futbolísticas de la piel de toro giran en torno a quién tiene mejor equipo esta temporada, el “Real Pekín” o el “Fútbol Club Shangai” (creo que no hace falta indicar quién es quién y cuáles serían sus colores). En fin, “la pela es la pela” y, en esto del fútbol, más.

SOMBRAS CHINESCAS

Estos últimos días vengo comentando que pintan bastos, pero de los gordos, para nuestro futuro más inmediato. El Presidente está con un pie en su despacho de Madrid y otro en Doñana -donde pasa sus “vacaciones”-, el gobierno está preparando una serie de medidas (entiéndase recortes) para el tiempo que queda antes de las elecciones, las Comunidades Autónomas gobernadas por la derecha (PP y CiU) están afilando las tijeras y China (sí, sí, China, ese país ¿comunista?) le acaba de dar un tirón de orejas a los EE.UU (sí, sí, como lo oyen) por su nefasta política financiera (que afecta directamente a los intereses económicos del país asiático).

  ¿Que dónde está la relación entre lo del gobierno, las Comunidades Autónomas y lo de China?, ahora lo aclaro: El más que posible paquete urgente de medidas del gobierno español en los próximos meses es consecuencia del acoso de los mercados financieros –que acerca, día sí y día también, a nuestro país al abismo-. Los recortes autonómicos son la consecuencia directa de que el gobierno español no disponga de efectivo suficiente y, claro, reclama a quien le debe (por cierto, muchas de las Autonomías llevan tiempo gobernadas por la derecha –por ejemplo, Valencia- así que los desajustes económicos ¿también son culpa de Zapatero?). Y que China, ese país del Extremo Oriente  ¿con un régimen político comunista?, se atreva a soplarle los mocos al país donde el capitalismo ha alcanzado sus “logros” más altos en la historia económica (yo me pregunto, ¿ha habido alguna vez otro tipo de Historia?) se debe a que constituye ni más ni menos que el eje de la crisis. Ya sé que el origen está en otros lugares (léase el artículo de Claudi Pérez en este mismo blog), pero pensemos en lo siguiente: China es un gigante con una descomunal masa esclava de producción, gobernado por un régimen político totalitario. Fíjense ustedes en las etiquetas de cualquier prenda de ropa, par de zapatillas deportivas y un sinfín de productos más. ¿Dónde están fabricados? (no necesita respuesta) ¿Qué coste de producción han tenido? (prácticamente nulo por la mano de obra esclava) ¿A qué precio los hemos tenido que comprar en Occidente? (multiplicado por…) ¿Qué empresas son las que utilizan este sistema de producción habiéndose llevado su capital a Oriente? (la mayoría de las que todos conocemos, incluidas las españolas, claro) ¿En qué invierte China el enorme capital que va acumulando? (no en políticas sociales –ya que gran parte de la población del país está a años luz de las coberturas que aquí aún disfrutamos, a saber hasta cuándo-, no en sanidad, no en educación –de libre pensamiento, al menos-; sí en armamento, sí en grandes infraestructuras para vanagloria del régimen, sí en mantener el sistema de represión de las libertades, sí en la invasión de los espacios comerciales de África –donde está creando su propia “Commonwealth”- y Occidente, sí en la expansión de instrumentos financieros en Occidente –bancos propios-, sí en el juego de la especulación de los mercados financieros adquiriendo una gran cantidad de deuda pública de los países occidentales). En fin, China no es el origen, pero se ha convertido en uno de los principales ejes sobre el que rota el liberalismo salvaje a nivel mundial. ¿Que cómo es posible que este país se haya convertido en uno de los poderes que “cortan el bacalao” en la economía mundial? Creo que con lo dicho hasta aquí es más que suficiente. Baste decir que el gran gigante oriental parte con una gran ventaja (en realidad, ya referida anteriormente): un sistema político que no tiene que dar explicaciones a sus ciudadanos (y, al parecer, al resto del mundo tampoco) y una enorme masa de mano de obra prácticamente esclava.

   Frente al gran gigante amarillo, nosotros (me refiero a Occidente) tenemos grandes inconvenientes: la democracia (que obliga a los gobiernos a dar muchas explicaciones a sus ciudadanos, cuando es mejor aplastarlos sin contemplaciones cuando se convierten en moscas cojoneras), las políticas sociales (que cubren muchas necesidades básicas cuando es mejor dejar que la gente se las arregle como pueda o pase hambre, frío o se muera sin más), un sistema sanitario universal (al menos en algunos países, cuando es mejor no atender ni a los tuyos, ¡no digamos a los inmigrantes!), un sistema educativo que trabaja para crear ciudadanos libres y con criterio propio (o sea un sistema “críacuervos” que te puede complicar la existencia, con lo estupendo y rentable que es el adoctrinamiento a fuego)…  

  Creo que nuestros gobiernos ya se han dado cuenta de las ventajas del sistema chino y se están poniendo las pilas. Nos aguarda un futuro “dorado” en el que vamos a “disfrutar” del nuevo orden mundial, con el gigante amarillo (que, vuelvo a recordar, le ha soplado los mocos al mismísimo Obama) a la cabeza.

jueves, 4 de agosto de 2011

¡AHÍ TE QUIERO VER, MARIANO!

Esta tarde  hace mal tiempo para ir a la playa, así que me estoy dedicando a otros asuntos. Entre ellos, a ver un poco la tele y a atender algunas cosillas en la red y en mi blog.

Viendo las noticias me he llevado la “sorpresa” de que el PP pide adelanto de elecciones. Por un instante pensé que estaba viendo un telediario grabado. Pero no, es cierto. El PP pide un adelanto del adelanto de las elecciones. ¡Es increíble! Ya intuía lo que nos espera cuando llegue al poder, pero ahora estoy seguro de que mis sospechas se quedan cortas. Va a ser mucho peor de lo que pensaba. El juego de pedir el adelanto electoral les iba muy bien a los populares para no tener que decir ni una sola palabra sobre cuáles van a ser las medidas económicas que van a llevar a cabo cuando gobiernen. Pero creí (¡iluso de mí!) que ahora que ya tienen una fecha se dedicarían a hablar, aunque sólo fuera un poco, de las líneas generales de su política para salir de la crisis. ¡Ahora ya no hay duda! Esa política no existe, pues lo único que les importa es hacerse con el poder cuanto antes. No tienen más medidas para salir de la crisis que seguir dando tijeretazo a todo cuanto cae en sus manos llevando el desmantelamiento de lo público a sus últimas consecuencias. Por fin podrán dar “matarile” a ese parásito que con el estado de bienestar había que tolerar.

   Haciendo un paralelismo con uno de los reportajes de vida salvaje que acabo de ver, mientras Zapatero se comporta como la madre guepardo que (en contra de lo que cabría esperar) se revuelve contra la leona que amenaza a sus cachorros, Rajoy y los suyos son la bandada de buitres que espera a que los felinos dejen la presa que les alimenta para abalanzarse sobre sus despojos. Creo que no necesita mucha explicación, pero ahí va para los despistados: Zapatero lleva mucho tiempo tomando decisiones en contra de sus propias ideas (y hasta me atrevería a decir, principios) para evitar males mayores (o males definitivos) para la sociedad española. Rajoy lleva el mismo tiempo asediando carroñeramente al Presidente presentándose como el paladín de la salida de la crisis sin aportar ni una sola idea de cómo hacerlo (sin cargarse todo lo que hay, claro está). No sé si alguien puede creer que el simple hecho de llegar al poder va a convertir a este señor en “resuelvelotodo” del desastre económico nacional. Recordemos que los suyos, los populares, son los que en los tiempos aznaristas empezaron a inflar el globo. Digo esto para aquellos que piensen que, aunque la crisis es global, nos afecta más a los españoles por la errónea política económica del señor Zapatero (como afirma constantemente el señor Rajoy). Sin duda, el actual gobierno de España lo ha hecho mal en muchos aspectos, pero ¿qué pasa con los demás? ¡Hasta algunos analistas norteamericanos tildan a su país de “República Bananera” por el acuerdo alcanzado in extremis para no declarar la suspensión de pagos!

   En fin, Mariano, ¡qué grande eres! Con qué facilidad se ensaña uno con el árbol caído haciendo demagogia pura. Pero, ¡ahí te quiero ver, Mariano! Ya descubriremos con qué armas te enfrentas tú a la leona que amenaza a la prole de la madre guepardo. Criticar al torero viendo los toros desde el burladero es muy sencillo. ¡Ahí te quiero ver, Mariano!      

LA MANO QUE MECE LA CUNA...DE LOS MERCADOS

Aquí tenéis un estupendo y esclarecedor artículo que CLAUDI PÉREZ publicó en el EL PAÍS.com el 18 de julio. Yo ya venía diciendo que los mercados no eran entes abstractos, sino que tenían nombre y apellidos. Ahora ya sé quienes son. ¡Gracias, Claudi!



                                                                 ¿Quién es el mercado?

   
Los mercados atacan, arrasan, hacen sangre. Vampiros insaciables. Pensaba tirar a la basura mi fenomenal bolsa de tópicos, pero algo habrá cuando Barack Obama, ese tipo con pinta de percusionista jazzero, quiere “un modelo de salvaguarda que proteja a todas las naciones”. ¿De quién? De esos neoterroristas financieros, claro. ¿Y quiénes diablos son? Un jugador de blackjack, un matemático loco por Orwell y las viudas de Edimburgo mueven los hilos de la mano invisible. Y no, este periodista no ha catado aún el gintónic en lo que va de verano.
El mercado de bonos es la madre de todos los mercados. El saxofonista Bill Clinton, predecesor del baterista Obama, tenía un brillante asesor económico (valga la paradoja) que resumía así su potencial devastador: “Yo solía pensar que me reencarnaría como presidente o estrella de béisbol. Ahora quiero volver como mercado de bonos; así puedes machacar a cualquiera”. Llega tarde. Bill Gross es ya el jefe supremo del mayor fondo en ese mercado. Gross hizo fortuna con el blackjack en Las Vegas. Presume de invertir como juega a las cartas. Y se ha erigido en oráculo de los inversores, esos psicópatas del dinero tan dados al efecto rebaño como los fans de Ronaldo (santa manía de las metáforas).
Hay otros mercados, otros mercaderes. Por ahí resoplan los Soros, los Buffett y otras ballenas blancas. Personalmente, siento predilección por dos. Jim Simons, genial matemático, dejó la ciencia por Renaissance, un exitoso fondo que se gestiona por ordenador, sin apenas personal (A Simons le encanta Orwell y su Rebelión en la granja, se siente el burro Benjamín. Pero esa es otra historia). Y las viudas: Scottish Widows nació hace dos siglos para ayudar a las mujeres de unos pocos clérigos que tenían la fea costumbre de morirse. Paradigma de la frugalidad calvinista en su día, hoy es un gigantesco fondo de pensiones capaz de cualquier cosa en nombre de los adorables jubilados.
Gross, Simons y las viudas simbolizan el monstruo, la versión del capitalismo que hizo crac. Un casino plagado de obsesos de las mates donde el dinero es el dios al que sacrificar lo que haga falta. “Todo para nosotros y nada para los demás ha sido la ruin máxima de los amos de la humanidad en las diversas épocas de la historia”. Parece Marx. Pero es Adam Smith, el de la mano invisible que invocan los fundamentalistas del mercado. Una mano para la que no estaría mal tener unas esposas en forma de regulación, esa reliquia vintage. Y ahora sí, me voy a por el alpiste. On the rocks.  

    CLAUDI PÉREZ.                                                                                 

martes, 2 de agosto de 2011

¿Y AHORA, QUÉ?

Hace ya unas cuantas semanas pedía desde este sitio un signo de valentía por parte de todos aquellos que, como yo, no sólo estamos indignados con este sistema de especulación sin límites, sino que creemos que otra forma de ser y de estar en el mundo es posible. También comentaba que para el norte no somos más que Grecia. Tal y como están las cosas (traspasando la línea roja de los famosos 400 puntos básicos en el bono de deuda), ¿todavía hay quien piensa que nosotros no somos como los griegos? ¡Despertad ya, ilusos! Esto no tiene cura. Los mercados no se paran en barras y los gobiernos  están cogidos por los… Auguro un plan urgente de reformas para controlar el déficit (el Presidente ha retrasado sus vacaciones) y ya sabemos lo que esto significará para todos: más recortes y ajustes (salariales para el funcionariado, de servicios sociales, de condiciones laborales…). ¿Y ahora, qué?

   Creo que muchos europeos empiezan a llegar al límite de lo soportable. No estoy hablando de un empeoramiento en la economía doméstica que ya no nos permite irnos de vacaciones (muchos de nuestros padres nunca lo hicieron, porque no podían), o cambiar el coche (que aún funciona perfectamente, pero “ya” tiene cuatro o cinco años), o comprar una tele 3D (porque es lo último en audiovisuales, aunque la que tengo se ve de miedo). No hablo de gilipolleces. Me refiero a que cada vez somos y seremos más los que veremos menguar nuestros ingresos a un ritmo directamente proporcional al aumento de las horas de trabajo, los que no podremos llegar a fin de mes, los que dejaremos de pagar nuestras hipotecas, los que engrosaremos las listas del paro, los que acudiremos a la ayuda (si todavía hay quien nos la pueda ofrecer) de nuestros familiares, los que tendremos que llegar a solicitar ayuda a organizaciones para cubrir necesidades básicas (alimento, vestido, una cama para dormir y un techo para pasar la noche), los que nos convertiremos en masa sin futuro.

  ¿Pensais que exagero? Muy bien. ¡Allá vosotros! ¿Tendrá razón, finalmente, el Sr. Rosell cuando habla de la complacencia de la sociedad española, a pesar de la crisis? Yo no lo creo. Pero hay que reaccionar ya. ¿Cómo? ¡Dando un paso adelante de una vez por todas! Usemos lo que ya se ha iniciado con el 15 M, pero con un golpe de valentía. La infraestructura ya ha sido iniciada. Mostremos cómo podemos empezar a desmantelar ya todo este sistema (impagos masivos, abandono de la producción que mantiene el sistema, abandono del consumo superfluo, creación de fondos comunitarios de víveres, bienes, servicios y recursos materiales y humanos, creación de comités ciudadanos de gestión de los fondos, creación de comités ciudadanos de solidaridad y ayuda...) Hablo de una verdadera rebelión y revolución social. Sin violencia, pero que haga temblar este sistema que nos está llevando al abismo (a toda la Humanidad). Despojémonos del miedo a perder lo que tenemos. Y que nadie piense que hablo por hablar, o que no tengo nada que perder. Nada más lejos de la realidad. Yo, como muchos de vosotros, sigo teniendo trabajo, aún puedo pagar mi hipoteca (este año, al menos) y hasta podría salir unos días de vacaciones (este verano, al menos). Quizá podría “salvarme” de la quema y sobrevivir. Pero, ¿a qué precio? Al precio de la esclavitud de muchos millones de seres humanos en el mundo (que producen por “cuatro perras” lo que otros venden multiplicado por…), al precio de la muerte de otros muchos millones literalmente por hambre, al precio de la muerte de otros muchos miles en enfrentamientos armados alimentados por el sistema, al precio de la destrucción del entorno natural por intereses económicos, etc… Todo esto parecen tópicos y, por desgracia (por reales), lo son. Yo no sé cuál es vuestra capacidad para soportar un mundo que funciona como éste: donde el ser humano y la casa de todos (la Tierra) no son lo más preciado y lo más importante por encima de cualquier otra consideración, sino que lo que más importa es conseguir cuanto más (dinero, poder, control, placer…), mejor. La mía (mi capacidad de aguante) ha quebrado. Tenemos que darnos cuenta que lo único que nos están ofreciendo los poderes que rigen nuestros destinos es doblegarnos a sus reglas para mantener el sistema. No es más que una nueva vuelta de tuerca de un mundo que no va hacia ninguna parte. Nosotros (me refiero a los españoles) ya estamos al borde del abismo. ¿Y ahora, qué?