POSTA DE SOL NA PRAIA DE MAR DE FÓRA, EN FISTERRA (MAIO DE 2011)

martes, 2 de agosto de 2011

¿Y AHORA, QUÉ?

Hace ya unas cuantas semanas pedía desde este sitio un signo de valentía por parte de todos aquellos que, como yo, no sólo estamos indignados con este sistema de especulación sin límites, sino que creemos que otra forma de ser y de estar en el mundo es posible. También comentaba que para el norte no somos más que Grecia. Tal y como están las cosas (traspasando la línea roja de los famosos 400 puntos básicos en el bono de deuda), ¿todavía hay quien piensa que nosotros no somos como los griegos? ¡Despertad ya, ilusos! Esto no tiene cura. Los mercados no se paran en barras y los gobiernos  están cogidos por los… Auguro un plan urgente de reformas para controlar el déficit (el Presidente ha retrasado sus vacaciones) y ya sabemos lo que esto significará para todos: más recortes y ajustes (salariales para el funcionariado, de servicios sociales, de condiciones laborales…). ¿Y ahora, qué?

   Creo que muchos europeos empiezan a llegar al límite de lo soportable. No estoy hablando de un empeoramiento en la economía doméstica que ya no nos permite irnos de vacaciones (muchos de nuestros padres nunca lo hicieron, porque no podían), o cambiar el coche (que aún funciona perfectamente, pero “ya” tiene cuatro o cinco años), o comprar una tele 3D (porque es lo último en audiovisuales, aunque la que tengo se ve de miedo). No hablo de gilipolleces. Me refiero a que cada vez somos y seremos más los que veremos menguar nuestros ingresos a un ritmo directamente proporcional al aumento de las horas de trabajo, los que no podremos llegar a fin de mes, los que dejaremos de pagar nuestras hipotecas, los que engrosaremos las listas del paro, los que acudiremos a la ayuda (si todavía hay quien nos la pueda ofrecer) de nuestros familiares, los que tendremos que llegar a solicitar ayuda a organizaciones para cubrir necesidades básicas (alimento, vestido, una cama para dormir y un techo para pasar la noche), los que nos convertiremos en masa sin futuro.

  ¿Pensais que exagero? Muy bien. ¡Allá vosotros! ¿Tendrá razón, finalmente, el Sr. Rosell cuando habla de la complacencia de la sociedad española, a pesar de la crisis? Yo no lo creo. Pero hay que reaccionar ya. ¿Cómo? ¡Dando un paso adelante de una vez por todas! Usemos lo que ya se ha iniciado con el 15 M, pero con un golpe de valentía. La infraestructura ya ha sido iniciada. Mostremos cómo podemos empezar a desmantelar ya todo este sistema (impagos masivos, abandono de la producción que mantiene el sistema, abandono del consumo superfluo, creación de fondos comunitarios de víveres, bienes, servicios y recursos materiales y humanos, creación de comités ciudadanos de gestión de los fondos, creación de comités ciudadanos de solidaridad y ayuda...) Hablo de una verdadera rebelión y revolución social. Sin violencia, pero que haga temblar este sistema que nos está llevando al abismo (a toda la Humanidad). Despojémonos del miedo a perder lo que tenemos. Y que nadie piense que hablo por hablar, o que no tengo nada que perder. Nada más lejos de la realidad. Yo, como muchos de vosotros, sigo teniendo trabajo, aún puedo pagar mi hipoteca (este año, al menos) y hasta podría salir unos días de vacaciones (este verano, al menos). Quizá podría “salvarme” de la quema y sobrevivir. Pero, ¿a qué precio? Al precio de la esclavitud de muchos millones de seres humanos en el mundo (que producen por “cuatro perras” lo que otros venden multiplicado por…), al precio de la muerte de otros muchos millones literalmente por hambre, al precio de la muerte de otros muchos miles en enfrentamientos armados alimentados por el sistema, al precio de la destrucción del entorno natural por intereses económicos, etc… Todo esto parecen tópicos y, por desgracia (por reales), lo son. Yo no sé cuál es vuestra capacidad para soportar un mundo que funciona como éste: donde el ser humano y la casa de todos (la Tierra) no son lo más preciado y lo más importante por encima de cualquier otra consideración, sino que lo que más importa es conseguir cuanto más (dinero, poder, control, placer…), mejor. La mía (mi capacidad de aguante) ha quebrado. Tenemos que darnos cuenta que lo único que nos están ofreciendo los poderes que rigen nuestros destinos es doblegarnos a sus reglas para mantener el sistema. No es más que una nueva vuelta de tuerca de un mundo que no va hacia ninguna parte. Nosotros (me refiero a los españoles) ya estamos al borde del abismo. ¿Y ahora, qué?  

No hay comentarios:

Publicar un comentario