POSTA DE SOL NA PRAIA DE MAR DE FÓRA, EN FISTERRA (MAIO DE 2011)

miércoles, 2 de noviembre de 2011

¿TRAGEDIA GRIEGA?





   Lo que está pasando en el país heleno recuerda a la puesta en escena de las historias míticas que se representaban en la antigüedad. La realidad política y, sobre todo, económica de ese maravilloso país tiene todos los elementos que la convierten en una tragedia clásica: héroes (el propio pueblo), coro (los Sarkozy, Merkel, BCE…), escena (las calles, los foros políticos europeos…). Pero no nos equivoquemos. Es tragedia en un doble sentido. Porque lo es para la clase trabajadora, que está sufriendo el impacto brutal del capitalismo más atroz. Pero lo es también en cuanto a pura escenificación teatral. Me explico: Grecia lleva varios meses convertida en el gran escenario en el que se cuece el futuro de toda Europa. Los movimientos y vaivenes económicos que día a día se producen en el país se traducen de manera inmediata en subidas y bajadas de la presión que sufren el resto de Estados de la Unión Europea por parte de los mercados financieros.

   Pero, el Primer Ministro griego, Yorgos Papandreu, acaba de darnos una oportunidad a todos. Como supongo sabéis ya, ha planteado la realización de un referéndum para que el pueblo heleno se pronuncie a favor o en contra de las condiciones impuestas por la “Troika” (Merkel, Sarkozy y BCE) para que Grecia sea “rescatada” definitivamente. Esta propuesta no es, probablemente, altruista, pero se ha convertido, a mi entender, en un golpe de timón increíble y con unas consecuencias que pueden marcar el futuro de toda Europa. Las motivaciones de Papandreu obedecen a su propia situación dentro del país. Pretende que sus conciudadanos voten a favor,  refrendando así la política de recortes y ajustes brutales impuesta desde Berlín y París, y que su gobierno se ha visto obligado a realizar. Pero con la propuesta del referéndum, al mismo tiempo y sin pretenderlo (¿o sí?), les ha brindado a los griegos la oportunidad de decidir su futuro. Y nos ha abierto el camino a todos los demás europeos que no estamos en absoluto de acuerdo con este devenir de acontecimientos que se nos presenta como inevitable. Papandreu, seguramente, no es ningún héroe de tragedia clásica, pero con un solo gesto acaba de devolvernos a todos el poder de decisión sobre nuestro futuro. Nos ha regalado otra vez la DEMOCRACIA (¡qué guiño del destino que esto haya ocurrido precisamente en ese país!) Nos ha puesto a todos en un inmenso ágora europeo (casi diría, planetario) y desde esa inmensa plaza pública donde estamos todos los seres de a pie podemos gritar para que se nos oiga. Podemos exigir que se nos tenga en cuenta cuando se están tomando a diario decisiones drásticas para nuestras vidas. Por eso digo, ¿tragedia griega? Sí, por el sufrimiento presente del pueblo heleno; sí, por la escenificación de la política económica; pero, no por la inevitabilidad del destino. Se nos brinda la oportunidad de tomarlo en nuestras manos y conducirlo al lugar que queramos. ¡Gracias, señor Papandreu!

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