Y es que, cada concierto es una aventura. Podrías oír cien veces seguidas el mismo repertorio de canciones interpretadas por Bruce en directo y te aseguro que te daría la impresión de haber asistido a cien espectáculos con carácter propio, sin caer en el tedio de la repetición. Cada vez que canta una canción en directo hay matices nuevos. No se trata de nuevas versiones -que también-, sino del espíritu que le insufla a cada interpretación. Cada escenario, cada jornada en directo, cada momento es único y, si no lo has podido vivir, te lo has perdido y ya no lo podrás disfrutar.
Evidentemente, no se puede estar siempre en la movida del Boss (¡ojalá!) Ni tan siquiera crea que pueda estar en esta próxima ocasión, aunque ¿quién sabe? De todas formas, me alegro de que vuelva a nuestra tierra y todavía no pierdo la esperanza de estar presente en esa comunión especial que se crea en sus conciertos.
Además, no ha podido elegir mejor fecha para estar en Madrid. No entiendo por qué hay tanto revuelo. ¿Alguien se extraña de que a los madridistas nos jo..... hasta la médula ver jugar al eterno rival una final en nuestra casa sin estar nosotros presentes? Pues eso. ¡Gracias, Bruce, por volver y por hacerlo en tan buena fecha!
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