He estado ausente
de este humilde rincón de la red porque los dos últimos años el devenir de la
vida no me ha dejado mucho espacio ni tiempo para plasmar lo que siento o lo
que pienso. Evidentemente, he pensado mucho. También he sentido lo triste y
amargo (y, a ratos, lo amable) de la vida y he padecido.
Me estoy
reconstruyendo y… sigo aquí.
Hoy vuelvo a este
rincón porque ¡aún estoy vivo! y quiero seguir dejando de vez en cuando mi
impronta, mis reflexiones y opiniones sobre el devenir de las cosas.
Si no recuerdo mal, cuando inauguré este blog (allá
por el 2011), mis primeras palabras hacían referencia a Grecia. Hablaba de su
situación política y económica. Hablaba de la grandeza de ese país, de su
belleza, de su historia y criticaba el acoso y derribo que, de tan increíble
lugar, hacían los buitres de los mercados y de la Troika.
Hoy, sigo
suscribiendo las mismas palabras. Algunos datos pertenecen al pasado, a aquel
momento. Pero el fondo del contenido de aquellos escritos sigue siendo válido
en la actualidad.
Mañana hay
elecciones en Hellas. Allí está el origen de lo que somos. Muchos siguen
despreciando ese lugar. Muchos siguen afirmando que no somos como ellos, que la
situación a la que ha llegado aquel país poco tiene que ver con nosotros.
Afirman que su peso en Europa es marginal y por eso siguen con sus análisis
macroeconómicos como si lo que acontezca mañana en ese maravilloso espacio del
este no fuese con nosotros.
Y yo me pregunto:
Si el futuro de Grecia no nos concierne, ¿a qué tanta atención mediática sobre
ese país? La respuesta es…¡miedo! Sí, tienen miedo y por eso reaccionan
siguiendo con sus quehaceres analíticos como si nada. Desprecian públicamente
la importancia de unos resultados electorales contrarios a los intereses del
poder establecido. Minimizan la importancia de una fuerza política que ilusiona
masivamente a los griegos con EL FUTURO (sí, con mayúsculas). Y miran hacia
otro lado…,pero con el rabillo del ojo puesto en Atenas. Repito, tienen miedo.
Saben que lo que allí acontezca mañana solo es el comienzo de UN CAMBIO (sí,
con mayúsculas). Huelen que, como en la película, lo imposible puede llegar a
suceder. Tenían ¿todo? controlado. Creían que las normas del sistema seguían en
sus manos y que el poder de decisión estaba salvaguardado en un altar
sacrosanto al que solo ellos pueden acceder.
Y se sirvieron de la globalización para doblegar el destino
de todos nosotros.
¡Ay!, la
globalización. Esa va a ser su perdición. Ese va a ser su caballo de Troya. Y,
¡cómo no!, el caballo nace en Grecia. Las gentes han despertado. El hechizo de
los encantadores de serpientes ya no surte el efecto masivo esperado. Las
gentes formadas, preparadas, solidarias, honradas, trabajadoras, humanistas,
ecologistas, pacifistas…han despertado y…¡se han organizado! Con esto no
contaban, y ha sido gracias a la globalización. Sí, la globalización ha
derribado las fronteras, ha creado injusticias en todas partes, ha provocado
crisis en cualquier rincón, ha dejado sin trabajo por doquier, ha recortado
servicios públicos de forma masiva, ha dejado en la estacada a los ciudadanos
de cualquier lugar y por eso las gentes despiertas de Grecia son las mismas que
las de España, y las de Portugal, y las de Francia, y las de Alemania (sí,
Alemania también) y las mismas que las de cualquier país de Europa, ¡y del
Planeta! Las gentes han despertado y se han organizado. Han usado los medios de
la globalización y están creando estructuras de plataformas múltiples para dar
el salto y dar un vuelco a la situación.
El poder lo sabe, y
por eso minimiza ciertos movimientos,
mira hacia otro lado, intenta insuflar miedo al cambio y confianza en lo
conocido. Pero ya no hay marcha atrás. Las gentes han despertado, se han puesto
en contacto, se han puesto en marcha y se han organizado.
SYRIZA, PODEMOS, VENCEREMOS!
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